ADVERTENCIA:CAPI HOT
—No era la respuesta que buscaba.
—Por desgracia, es la única que tengo.
Ella se acomodó sobre la almohada y tocó las páginas del libro.
—¿Qué estás leyendo? —le costaba creer que se pusiera a leer una novela en esa situación, pero la verdad era que no conocía muy bien a Nick.Quizá le diera por leer cuando estaba nervioso o en problemas.
Él alzó el libro para dejarla ver la tapa.
Cómo Hacerse Investigador Privado en Diez Pasos Rápidos y Sencillos.
—Bromeas —comentó boquiabierta.
—No —sonrió.
Le quitó el tomo de las manos y observó la contratapa. Conocía el libro. Hacía un mes había sacado un ejemplar de la biblioteca pública de St. Louis. Lo que no sabía era qué hacía nick con él.
Se lo devolvió con un suspiro.
—¿Qué haces nick?
—Supuse que necesitaba ocuparme cuando no disfrutábamos del sexo —lo cerró y lo dejó sobre la mesita de noche.
—¿Y se te ocurrió hacerte investigador privado?
—No —sonrió—. Tú eres la investigadora. Pensé que si leía sobre el tema llegaría a ser más ayuda que estorbo.
Miley no supo si sentirse conmovida o insultada. Optó por lo primero y trató de desterrar lo segundo.
—¿Esto significa que ahora voy a tener que leer sobre zapatos?
—No, a menos que quieras —rió entre dientes. Se acercó y apoyó un dedo en el bajo de la camiseta—. ¿Sabes?, podríamos saltarnos las partes de investigación y calzado e ir directamente a la del sexo.
Ella sintió un escalofrío y los pechos se le endurecieron.
—Mmm —musitó mientras veía cómo le levantaba la camiseta para revelar sus braguitas blancas.
El dedo se abrió paso por debajo de la banda elástica y la acarició con suavidad. Miley jadeó, sorprendida por el despertar instantáneo de sensaciones ardientes por todo el cuerpo.
Las braguitas desaparecieron, pero en vez de subir, nick tomó uno de los pies de ella en sus manos. Le hizo algo en él que consiguió que se le contrajeran los pezones.
—¿Tienes alguna predilección por los pies? — su intención era que el comentario sonara como un leve sarcasmo, pero la voz le pareció ronca incluso a ella, revelando lo mucho que le gustaba lo que hacía.
Él sonrió y la acarició desde el talón hasta el dedo gordo y oyó un jadeo.
—Los pies son mi negocio.
—A algunos hombres les encantan los pechos —se mordió el labio—. A otros las piernas. Mi sino ha sido encontrar uno con un fetiche por los pies.
Nick empezó a subir por su cuerpo. Miley se acomodó en el colchón y estiró el cuello cuando los dedos de él encontraron su botón mágico y comenzaron a frotarlo.
—Dios, estás encendida —murmuró él, y su aliento agitó el vello que había entre las piernas de miley.
Ella abrió los ojos en el momento en que la boca de nick se pegaba a su núcleo ardiente, mientras con los dedos mantenía los pliegues abiertos a las atenciones que le dedicaba. Jadeó, atrapada entre la necesidad de apartarlo y el deseo de que continuara con lo que hacía.
Arqueó la espalda con violencia y sin pudor se empujó contra él mientras la lamía con la lengua. Se humedeció los labios y pensó que una chica podía acostumbrarse a eso. Le succionó la parte más sensible de su cuerpo y miley tembló.
No dejó de subir y subir, hasta que se tambaleó al borde del precipicio... momento en el que Nick retiró la boca.
—¡No! —gritó ella, tratando de obligarlo a bajar otra vez.
Él rió entre dientes y al rato las protestas de miley cesaron cuando Nick reemplazó la boca con su erección, dura y palpitante entre las piernas de ella, haciendo que pegara las caderas contra él.
—Estamos impacientes esta mañana, ¿eh? — musitó, mordisqueándole el cuello.
—Cállate y dámela.
Él adelantó toda su extensión por los pliegues de ella y volvió a dar marcha atrás.
—¿Darte qué,miley cyrus? Quiero oírtelo decir.
Ella abrió los ojos para mirarlo, con expresión dominada por la necesidad.
Bajó la mano, lo tomó con los dedos y descubrió que ya tenía enfundado el preservativo. Encajó la punta de la erección contra su centro femenino, luego elevó con rapidez las caderas.
—Esto... oh, sí, esto...
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