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sábado, 19 de noviembre de 2011

PRIVATE INVESTIGATIONS CAP 25


BUENO CHICAS HASTA AQUÍ LLEGO.  PERO LES SEGUIRÉ SUBIENDO, ESTA VEZ NO LAS ABANDONARE TANTO XD , ES MAS ESTOY PENSANDO EN SUBIRLES UNA MINI NOVELA NILEY QUE ME ENCANTA , LES COLOCARE EL PROLOGO Y SI LA QUIEREN ME DICEN :). 




Miley estaba sentada con las piernas cruzadas en su habitación del hotel original, con el conte­nido de la caja misteriosa sobre la colcha delante de ella. Horas de tocar y examinar las joyas falsas no la habían acercado ni un ápice a la verdad.
Suspiró y se reclinó sobre los codos; de forma automática giró hacia la almohada vacía, luego ha­cia la pared que su habitación compartía con la de nick.
Al volver al hotel, automáticamente había dado por hecho que iría con ella a su suite. Pero no había sido así. Le dijo algo de que tenía que llamar a la oficina para poner al día algunas cosas y la dejó sola.
Miró el reloj de pulsera. Ya habían pasado va­rias horas. Desde entonces no había tratado de ponerse en contacto con ella.
No estaba segura de qué se suponía que debía pensar. Desde la desaparición de la amenaza del FBI, y como ya se habían acostado, no tenían nin­gún motivo para seguir juntos. Se pasó la almoha­da extra sobre la cabeza y gimió, principalmente porque no conseguía convencerse de que solo había sido sexo, sin importar lo fenomenal que hubiera sido la experiencia. nick se había esforza­do mucho por ella en más de un sentido. La gente no hacía eso para conseguir un revoltón.
Pero si no había estado con ella únicamente por el sexo, ¿dónde se hallaba?
Tiró la almohada a un lado y se sentó. Se dijo que no debería estar pensando en eso. Debería tratar de averiguar qué había en la caja y por qué tanta gente iba tras ella.
Llamaron a la puerta y sus intenciones de solu­cionar el misterio se las llevó el viento.
Abrió y allí estaba nick.
—Hola —saludó él.
Había recuperado la camisa almidonada, la corbata y los pantalones de vestir. Tiró de la cor­bata para que entrara.
Él rió entre dientes.
—Así que me has echado de menos, ¿eh? Toma —le extendió una caja similar a las que habían llenado la parte de atrás de su coche—. Son para ti.
—No tendrías que haberte molestado —abrió la tapa y contempló las zapatillas que había den­tro. Sacó una—. ¿Vamos a ir a alguna parte?
—Pensé que podríamos ir a dar un paseo.
—Un paseo —lo estudió largo rato, luego abrió mucho los ojos—. ¿Me estás pidiendo una cita,nick jonas? No, ¿verdad?
Él carraspeó, incómodo. Miró el reloj.
—Acabo de llegar de la empresa de la que es­pero conseguir un contrato y pensé que ya era hora de volver a alimentarse —miró detrás de ella, hacia la cama deshecha—. ¿Has tenido algo de suerte con la caja?
Ella frunció el ceño y bajó la vista a los panta­lones cortos y la camiseta que llevaba. No había ninguna diferencia discernible, pero aún no había realizado ningún comentario sugerente ni mirado en dirección a sus pechos.
—Muy bien. Vayamos a dar un paseo —aceptó con cautela—. Pero primero deja que me vista.

Nick caminaba al lado de miley e intentaba no fijarse en lo bien que le quedaba el vestido rojo que se había puesto, ni en cómo sus pechos ame­nazaban con desbordarse por el escote, y la boca se le hacía agua con solo pensar en la piel suave y cálida. Caminaban por Beale Street y el sonido de varios grupos de blues se filtraba hasta la calle desde los portales por los que pasaban. A pesar de que el sol se deslizaba por el horizonte, hacía más bochorno que en cualquier otro momento del día, debido a que el asfalto había absorbido gran parte del calor diurno.
Suspiró y deseó haberse puesto algo más cómo­do y fresco. Se había remangado la camisa, aflojado la corbata y desabrochado algunos botones.
Ella le pasó la mano por el brazo y le sonrió. Apoyó la cabeza levemente sobre su hombro y luego volvió a alzarla.
—Dime —musitó—, ¿cómo es la vida siendo nick jonas?
«Bastante aburrida», pensó. Al menos hasta ha­cía bien poco. Se encogió de hombros.
—No sé. Lo de costumbre, supongo.
—Define eso.
—¿Tienes hambre? —la miró y cambió de tema.
—Todavía no —le apretó el brazo—. Como esta fue tu idea, vas a tener que empezar a res­ponder a algunas preguntas.
—Quieres que te lo defina —musitó—. Me le­vanto a las seis de la mañana, salgo a correr ocho kilómetros, si el tiempo lo permite. A las ocho es­toy en la oficina. Salgo a las cinco —se encogió de hombros—. Lo de costumbre.
—Salvo cuando viajas.
—Salvo cuando viajo —convino.
—¿Y cuan a menudo lo haces?
—El año pasado estuve en la carretera unas treinta y dos semanas.
—¿Tanto? Eso son dos terceras partes del tiempo —nick asintió—.Viajas lo mismo que una estrella de rock.
—Sí —rió—. Lo mismo, pero con un horario diferente —era típico de miley hacer que su tra­bajo pareciera más interesante de lo que era. De pronto se dio cuenta de que nunca había consi­derado que dirigir su empresa fuera un trabajo. Era su carrera. Su estilo de vida. Nunca un simple trabajo para pagar las facturas—. Y tú solías ser secretaria —dijo, aunque le resultó imposible compararla con Gloria. No podía imaginarla sen­tada más de cinco minutos.
—Lo fui durante seis años —respondió ella, como si la realidad la sorprendiera tanto como a él.
Caminaron en silencio una manzana. Nick em­pezaba a comprender que aparte del incurable deseo que despertaba miley en él y de la extraña y onírica cualidad de los últimos días, lo que em­pezaba a sentir hacia su trabajo, que bajo ningún concepto era una aventura, había ido emergiendo despacio a la superficie en los últimos meses. Conseguir contratos de distribución, lanzar campañas de promoción y firmar contratos con las estrellas del deporte para que llevaran sus pro­ductos ya no lo entusiasmaba.
El problema era que aparte de  miley,ya no sa­bía qué lo entusiasmaba.
Y estaba el pequeño detalle de que en poco tiempo miley ni siquiera seguiría en su vida para distraerlo.
Sintió un tirón en el brazo. Bajó la vista y vio que ella lo observaba con curiosidad.
—Empiezas a preocuparme —comentó ella—. No me has mirado los pechos ni una sola vez.
Automáticamente él dirigió la mirada a la par­te superior del escote y a la piel suave y delicada que revelaba.
—Sí lo he hecho. Lo que pasa es que no me has visto —la sonrisa de ella fue miley en su pura esencia—. Además —añadió—, creía que odiabas que fuera  monotemático.
—Un tema es mejor que ninguno —respondió ella tras reflexionarlo unos momentos—. Desde esta tarde siento como si te hubiera perdido —lo tomó de la mano y se plantó ante de él—. ¿Qué quieres hacer? Dilo. Cualquier cosa y la haremos.
Nick quería que el mundo volviera a tener senti­do. Pero no creía que fuera a suceder en el futuro inmediato.
—¿nick?
—¿Mmmm? —parpadeó y la miró a la cara.
—Bésame —pidió con sonrisa lenta.
Él contuvo un gemido. En ese momento no ha­bía nada que deseara más.
Apoyó los dedos en la nuca de ella y despacio la hizo retroceder hasta una farola. miley se hu­medeció el labio inferior. Nick puso la mano en el poste a la altura de la cabeza de ella y se inclinó para rozarle los labios.
Suaves, dulces y embriagadores. Cerró los ojos y apoyó la frente contra la de miley , a simples milímetros de su boca. Ella lo miraba y en sus ojos de color whisky había un montón de pre­guntas. Luego ladeó la boca y apoyó los labios con más urgencia en los de él.
Nick no pudo evitar responder al beso.
La calle bulliciosa a su alrededor se desvane­ció, el mundo se encogió hasta incluir solo a miley  bajo ese charco de luz. Mientras ella le intro­ducía la lengua en la boca, no fue capaz de pensar en otra cosa que no fuera la forma absolu­ta en la que había entrado en su vida en los últi­mos días. Su último pensamiento fue pegarla a él todo lo que pudo para evitar que desapareciera en la misma niebla que la había llevado hasta su vida.
Y lo peor de todo era que no tenía ni idea de lo que ella sentía por él.
Miley se apartó con una risa suave que le lle­gó al alma.
—Bueno, eso ha sido... agradable.
—¿Agradable? —preguntó él con una ceja enarcada.
—Mucho —sonrió y cerró los dedos en la pe­chera de su camisa—.Vamos. Creo que será me­jor que comamos algo antes de que nos arresten por exhibición indecente.
—Aún seguimos vestidos.
—Exacto.

4 comentarios:

  1. una peqeña pregunta: vas a seguir con esta nove o ya se acaboy por eso hiciste la otra??¿ ;)

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  2. Siguela por favor! Por favor, me gusta un montón!
    Y pordón por ser tan pesada con los comentarios :)

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