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jueves, 29 de septiembre de 2011

PRIVATE INVESTIGATION CAP 20

Miley Cyrus & Her New Best Friends PIC
Ella se retiró a estudiar a la multitud. Entonces supo por qué la gente que huía o que era seguida buscaba ese tipo de entorno. Había tantas perso­nas, colores y tamaños juntos, que dificultaría lo­calizar a un familiar, mucho más a una mujer a la que solo había visto una vez. No tenía buena pin­ta. Miró en la dirección por donde habían ido y abrió mucho los ojos.

—Santo cielo.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó nick , tratando de seguir su línea de visión—. ¿La has visto?

—El guardia con el que hablabas cuando apar­caste... —tragó saliva—... ¿qué te decía?

—Que llamaría a la grúa si me quedaba allí. ¿Por qué?

Señaló una grúa que arrancaba.

—Creo que ha cumplido con su amenaza.

Nick miró y de inmediato entró en acción para correr detrás de la grúa con la velocidad de un hombre que corría de forma habitual. Pero el ve­hículo que se llevaba su coche había cobrado ventaja.

Miley sacó un bloc de notas y un bolígrafo del bolso, con cuidado de no tirar la pistola, y se puso a apuntar el número que había en el costa­do de la grúa. Guardó el bloc y fingió un interés intenso en sus zapatos cuando Nick regresó a su lado.

—Se han llevado mi coche —anunció de for­ma innecesaria.

—He apuntado el número. Llamaremos cuan­do volvamos al hotel para averiguar adonde se lo han llevado —Nick guardó silencio—. No te preo­cupes —al final estudió la expresión tensa de su cara—. Yo cubriré todos los gastos.

—Hay un pequeño problema con eso, miley—ella se irguió—. Si los matones de esta mañana son realmente del FBI, inspeccionarán mi coche.

—Sí —convino con gesto distraído y se puso a andar musitando en voz baja. No era importante no disponer de coche. La caja que Nicole había vendi­do en la tienda de empeño estaba dentro. Una caja que al parecer tenía la llave para desentrañar el lío en el que se encontraba—. Maldita sea —musitó. Se preguntó si algo más podía salir mal en ese caso.

Veinte minutos más tarde, la oscuridad había cubierto por completo la zona en la que se halla­ban, y la incesante columna de personas... había cesado. Clavó la vista en las puertas que en ese momento se cerraban con un ruido sonoro. Joe estaba con los brazos cruzados. Unos pocos co­ches permanecían en el enorme y bien iluminado aparcamiento, sin duda de la gente de manteni­miento y seguridad de la Pirámide. Por lo demás, el lugar se veía desierto.

—Debe haberse escabullido —mileyse aco­modó el pelo detrás de la oreja.

—Sí —corroboró nick. La miró, claramente irri­tado—.Y bien, ¿qué sugieres ahora?

—No lo sé —bajó la vista.

Él suspiró, luego se pasó la mano por la cara. Volvió a mirarla.

—Ni pienses en entrar a la fuerza para ir a ins­peccionar los servicios.

—Ni se me había pasado por la cabeza —sonrió.

—Bien.

—Estupendo.

—Perfecto.

—Maravilloso.

La mueca de Nick se transformó en una sonrisa a medias.

—¿Siempre tienes que quedarte con la última palabra?

—Siempre —soslayó la mirada penetrante de él que encendió hogueras en su interior—. Ni si­quiera voy a preguntarte cuál es tu sugerencia.

—¿Qué? ¿Qué volvamos al hotel, olvidemos a tu persona y dienta desaparecidas y nos meta­mos la cama?

Ella le apuntó con un dedo.

—¿Por qué sabría que ibas a decir eso?

—¿Porque tú piensas lo mismo?

No iba a reconocérselo. Se volvió hacia la enorme pirámide y comenzó a caminar con la re mota esperanza de que Clarise estuviera utilizan­do en ese mismo instante otra salida. Al girar en una esquina se detuvo en seco.

—¿Por qué me sigue? —preguntó una voz fe­menina; con las dos manos sostenía una pistola que apuntaba directamente al estómago de miley .

Nicole Bennett.

Miley miró a la cara de la mujer que ella ten­dría que haber encontrado.

—Lo repetiré por si no me ha oído. ¿Por qué me sigue? —Nicole dio un paso atrás cuando Nick giró por la esquina a toda velocidad.

Miley extendió un brazo para detenerlo, mientras se preguntaba cuánto tardaría en sacar la pistola del bolso. Si tenía en cuenta que había necesitado cinco minutos para meterla allí, como mínimo tardaría lo mismo en sacarla.

—No la seguimos —respondió. Agitada, se mo­vió—. Quiero decir, yo sí... la estaba buscando, pero ya no.

Nicole Bennett era más bonita que lo que de­jaba entrever la foto granulada que le había dado Clarise. Con un pelo largo y oscuro, casi negro, y grandes ojos grises, resultaba deslumbrante, her­mosa y peligrosa.

—¿Puede repetirlo? —inquirió Nicole.

—Mire, soy investigadora privada de St. Louis. Alguien preocupado por su bienestar personal me contrató para encontrarla.

La expresión de Nicole fue claramente escéptica, pero asintió.

—Adelante. La escucho.

—Su hermana —añadió miley—. Quería que la encontrara y las cosas que usted, mmm, le pidió prestadas.

La otra entrecerró los ojos, pero la pistola no osciló en ningún momento.

—Interesante. Mi hermana está en un sanatorio.

Miley parpadeó.

—Bueno, pues le deben haber dado el alta, porque la he conocido. Ella me entregó una foto de usted, me dijo que tenía la costumbre de lle­varse cosas de su casa, pero que en ningún mo­mento la denunció y me pidió que la localizara —frunció el ceño—. Se llama Nicole Bennett, ¿verdad? Y su hermana es Clarise Bennett.

—Describa a la mujer que la contrató para buscarme.

—Pelo rubio. Aproximadamente de su misma estatura. No, un poco más alta. Delgada. Con un aire a lo Grace Kelly, pero más afilado.

La mujer bajó la pistola al costado y sorpren­dió a miley con una sonrisa.

—Lo que pensaba —abrió la gabardina negra e introdujo la pistola en la cintura de unos panta­lones también negros, luego cubrió la culata con la parte inferior de un jersey negro de cuello vuelto—. ¿Lo encontró?

—¿Se refiere a la caja que vendió en la tienda de empeño?

—Sí.

—Sí, la recuperé —miró a Nick con una adver­tencia silenciosa de que no mencionara el inci­dente de la grúa.

—Bien —miró a un lado y a otro—. Entréguesela a mi... hermana.

—Ese es el problema —miley hizo una mue­ca—. Parece que su hermana ha decidido tam­bién huir de mí. De hecho, la seguimos hasta aquí.

—¿Aquí? —Nicole musitó algo ininteligible y pareció nerviosa.

—Sí. A eso me refería cuando dije que no la se­guíamos a usted. Íbamos tras ella.

Nicole comenzó a retroceder con expresión cautelosa mientras estudiaba el entorno.

—Cerciórese de que reciba la caja —dio me­dia vuelta y comenzó a alejarse deprisa.

Miley trató de sacar la pistola del bolso y avanzó unos pasos.

—¡Eh, aguarde un momento! —llamó.

—¿Qué haces? —nick la sujetó de la muñeca.

—Ir a buscar unas respuestas, por supuesto.

—No creo que sea una buena idea —movió la cabeza.

—Es gracioso, pero, ¿has oído que alguien pi­diera tu opinión? Yo no.

Él la soltó.

Ella se volvió, para descubrir que Nicole Bennett se había desvanecido en la noche.


3 comentarios:

  1. chan chan chan sube prontoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo! akjshda me encanto como siempre pasate por mi nove http://dreamwithniley.blogspot.com/ :D saludos cdt

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  2. SAWW Q TE DIRE SOLO Q TE QUIERO Y EXTRAÑOO WAAA YA ESTUDIIA MAS OLVIDA AL NOVIO ES MAS MATALO SI QUIERES WAAA NO EXISTE LA FELICIDAD

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  3. DIOS! pero que increibleee! aaaah!
    me ha encantado pero kiiero el siguiente cap!
    pliiis!
    lo espero!
    kuidathe girl!
    te kiieroooop! =D

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