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domingo, 14 de agosto de 2011

PRIVATE INVESTIGATIONS CAP 10


Nick jamás se había considerado un hombre particularmente religioso, pero besar a miley mientras aún sostenía su pistola con una mano y con los dedos de la otra le acariciaba el pecho por debajo de la camiseta, era lo más cerca del cielo que había estado nunca. Dejó la pistola so­bre la mesa y retrocedió hasta caer sobre una silla con ella encima. Lo que había esperado sucedió cuando miley se sentó a horcajadas. Habría sido preferible si no llevara los vaqueros, pero cuando sus pelvis entraron en contacto, se olvidó de la logística y ahondó más el beso.

Con un movimiento fluido ella se quitó la ca­miseta y agitó la cabeza para que el pelo castaño cayera salvaje en torno a su cara. Con hambre él le tomó ambos pechos con la mano. No eran ni de­masiado grandes ni pequeños, y encajaban en las palmas a la perfección. Cerró la boca sobre un pezón compacto y lo succionó y lamió con generosidad, deleitándose con el sonido ronco que emitió ella. Le recorrió la caja torácica con las manos y luego bajó hacia el exuberante trasero para meter las manos en la cintura de los vaque­ros. La pegó aún más contra su plena erección.

Ella lo agarró del pelo y lo echó atrás, para po­der renovar el ataque sobre su boca.

—Esto... es... una... locura —dijo entre besos.

nick estuvo completamente de acuerdo. Era la misma palabra que emplearía para describir cada momento de las últimas doce horas. Pasó los de­dos por la seda ardiente que era la espalda de ella, luego los metió bajo el trasero mientras miley le echaba hacia atrás la chaqueta y se afana­ba con los botones de la camisa.

De repente el motivo por el que había abandonado su comida de negocios para regresar al hotel a verla centelleó en su mente.

—miley—susurró, tratando de separar la boca.

Ella emitió un sonido ronco mientras le sacaba la camisa de los pantalones.

nick le aferró las manos y apartó la cabeza todo lo que pudo. Estuvo a punto de maldecir al ver el deseo descarnado que vio en esos ojos claros.

—miley, tenemos que hablar. En el instante en que pronunció las palabras, se oyó el inconfundible sonido de una tarjeta al ser introducida en la cerradura de la puerta.

En un abrir y cerrar de ojos ella se levantó de su regazo y se lanzó hacia el dormitorio.

Nick comenzó a seguirla y a punto estuvo de chocar con ella cuando miley retrocedió para re­coger la pistola y los papeles de la mesa. Le tem­blaban las manos.

Él le tomó los dedos y la detuvo. Quizá no fue­ra una buena idea huir con ella o ayudarla a con­seguirlo, no después de lo que sabía.

—miley, esos tipos... los de anoche... me ras­trearon y se presentaron esta mañana para hablar conmigo —al principio ella no pareció entender­lo, luego abrió mucho los ojos—. No sé en qué te has metido, pero se identificaron como agentes del FBI.

El mecanismo de la cerradura hizo un clic. Al infierno el debate entre el bien y el mal. La tomó por los hombros y la empujó hacia el dormitorio y cerró justo en el momento en que oía la puerta de entrada atascarse con la cadena de seguridad. Nick cerró los ojos y maldijo. Se preguntó cuál era el castigo por cobijar a una fugitiva.

Miró a miley la expresión de pánico que do­minaba su hermoso rostro. Diablos, ¿a quién que­ría engañar? Apostaría toda su empresa a que no era más fugitiva que él. Así como unas pocas ho­ras no era mucho tiempo para llegar a conocer a alguien, dudaba de que miley fuera capaz siquie­ra de cruzar la calle con imprudencia. Y además, le había hecho la cama.

Hasta ellos se filtró el sonido de un cuerpo cargando contra una puerta.

Miley se zafó de sus manos, se metió la pisto­la en la cintura de los pantalones y la cubrió con la camiseta, luego sacó un bolso de debajo de la cama. Introdujo los papeles en el interior.

—FBI un cuerno —corrió hacia la terraza.

Nick la siguió.

—miley, no creo que sea una buena idea que vayas a mi habitación. Ya me conocen, ¿recuerdas?

—¿Cuánto? —preguntó mirándolo fijamente a la cara.

—¿Qué quieres decir? —ella no dejó de mirar­lo—. Saben que soy tu vecino. No, no saben que anoche te quedaste en mi habitación, pero creo que lo sospechan.

—Entonces, ¿con quién dijiste que estabas?

—Con una nudista —carraspeó. Ella lo sor­prendió dándole un beso en los labios—. ¿Y eso a qué se ha debido?

—Por agradecimiento. Mentiste para prote­germe.

Era verdad. Y esperaba no vivir para lamentarlo. La vio tirar el bolso por encima de la barandilla de la terraza y tuvo la espantosa sensación de que iba a vivir para lamentarlo. Miró por encima del hombro de ella. El bolso estaba atrapado en una de las ramas bajas de un árbol próximo a la piscina. Tragó saliva y dio un paso atrás, llevándo­sela consigo.

—¿Qué diablos vas a hacer? —preguntó con voz apagada.

—Voy a descender hasta el suelo —frunció el ceño—. ¿Qué creías que iba a hacer? —Descender hasta el suelo. Ella se soltó, algo que empezaba a dársele bien. Antes de que Nick pudiera moverse, miley había sacado los pies por encima de la barandilla y se agachaba para aferrar la baria inferior del hierro forjado.

Él cerró los ojos y volvió a maldecir.

—¿Qué sucede,nick? —rió—. No le tendrás miedo a las alturas, ¿verdad?

—No. Te tengo miedo a ti. Aferró la barandilla y la vio soltarse para col­gar de la parte inferior. Sus pies oscilaron varios segundos, luego logró apoyarse en la barandilla de la terraza de abajo.


5 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaw esta genial! sube pronto :D saludos

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  2. ahh sis me encaanto el capu enceriiioo aahh sis sube mas mas mas jejje te quiero cuidate besiiitooos
    ATT.:tu sis sariis <3

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  3. wow!
    chiiik lo ameee!
    espero el siguiente
    pork me tienes loca por esta nove XD
    espero jeje
    kuidathe
    TKM

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  4. Wo! increible! me encatoo!
    sube el proximo cuando puedaas! ^^

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  5. hey sube el otro !!!! bye besos <3

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