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sábado, 6 de agosto de 2011

PRIVATE INVESTIGATION CAP 5

Sonrió. Le gustaba. Era un nombre sencillo y cotidiano, pero él distaba mucho de ser el Nick tí­pico.

Lo observó mientras recogía unos vaqueros de una silla y se los ponía, haciendo que ella tragara saliva.

—Bien —dijo—. Tal como yo lo veo, dispone­mos de dos opciones —la sonrisa que exhibió hizo que ella sintiera un nudo en el estómago—. O volvemos a meternos otra vez en la cama...

A miley le costó creer que la idea le resultara muy, muy tentadora, a pesar de que no lo conocía de nada.

—¿Y la segunda?

Nick se mesó el pelo revuelto y se encogió de hombros.

—Me cuentas qué está pasando.



Una hora más tarde, nick estaba sentado a la mesa del salón frente a una hambrienta miley cyrus, investigadora privada, intentando no pen­sar que bajo la camisa que llevaba, su camisa, no había más que una piel perfecta. Se sentaba con una rodilla levantada contra el pecho, haciendo que él se preguntara cómo sería la vista por deba­jo de la mesa mientras ella se llevaba otra patata frita a la boca. Parte del trato que habían estable­cido involucraba pedir algo para cenar, y solo des­pués le contaría lo que Nick quería oír.

—No puedo creer lo hambrienta que estoy — dijo ella, mordiendo una hamburguesa del tama­ño de un plato y lamiéndose un poco de ketchup que le había quedado en la comisura de los la­bios—. Cuando antes volví a mi habitación no po­día pensar en comida. Es asombroso lo que consi­gue un poco de acción, ¿eh?

Nick se irguió. Deseó que se refiriera al tipo de acción que a él le interesaba. La visión de la pe­queña lengua rosada limpiándose los labios estu­vo a punto de ser su perdición.

—Sí, supongo que huir de hombres armados te hace eso.

Miley dejó de masticar y lo miró. Y él se dio cuenta de que ella disfrutaba de la situación. No de su compañía ni de lo que había sucedido en­tre los dos, sino de ser perseguida por unos pisto­leros... uno de los cuales aún podía seguir aposta­do en la habitación de ella, siempre que creyera la historia que le había contado.

—Supongo —confirmó ella moviendo la ham­burguesa—. Lo gracioso es que no tengo ni idea de quiénes son o qué buscan, aun cuando sé que deben estar involucrados en el caso de la persona desaparecida en el que trabajo, pero si tengo en cuenta todos los callejones sin salida con que me topé hoy...

Nick supuso que disponía de unos cinco minu­tos antes de que ella se quedara sin resuello y es­perara una respuesta. Se echó para atrás y cruzó los brazos para disfrutar de observarla. Jamás ha­bía visto a una mujer comer y hablar al mismo tiempo. Su madre se habría mostrado absoluta­mente horrorizada. Su padre probablemente ha­bría emitido uno de sus típicos sonidos de desa­probación. Pero en lo único que podía pensar Nick era en lo sexy que era esa acción. Si encaraba la comida y la conversación con tanto vigor y pa­sión; no quería ni imaginarse cómo podría ser en la cama. Famélica. Insaciable.

Se frotó la barbilla con el dedo índice. No ter­minaba de descubrir qué había en miley cyrus que capturaba su atención. Los botones superio­res de la camisa habían quedado desabotonados, y cuando se inclinó para tomar una patata de su plato intacto, la camisa se abrió y reveló una ge­nerosa extensión de piel. Casi gimió al recordar lo que había sentido al tener esos pechos re­dondos pegados a su torso.

Empezó a toser y alargó la mano hacia el vaso de agua para descubrir que ella ya se lo había be­bido.

—Lo siento —se disculpó. Le extendió su re­fresco—. Supongo que también tenía sed.

Él también, pero no iba a manifestar en voz alta de qué. Se tragó el resto del refresco y alargó el vaso. Ella entrecerró los ojos y lo aceptó.

—Bueno, eso es todo. Ya sabes lo mismo que yo.

Nick se reclinó en la silla. Había pasado comple­tamente por alto las pistas que solían dar las mu­jeres cuando se acercaban al final de sus monólo­gos. Lo cual lo dejaba con la guardia baja.

—Bueno, es... interesante.

—Estimulante —dijo ella con un brillo en los ojos—. Al menos después dé la parte del baño.

—Hmmm. El baño.

Miley rió y Nick tuvo la clara impresión de que se reía de él.

—No has oído ni una sola palabra, ¿verdad?

Él enarcó las cejas. Por lo general las mujeres se ofendían cuando no se les prestaba atención. Ella parecía divertida. Se rascó la cabeza.

—Claro que sí. Oí cada palabra —sintió que necesitaba realizar las objeciones simbólicas.

Ella apartó el plato y apoyó los codos en la mesa, luego cruzó los brazos.

—Entonces repíteme lo que dije.

Era algo a lo que estaba acostumbrado. Solo tenía que elegir unas pocas palabras que había re­cogido durante la última media hora y la conven­cería de que había escuchado.

—Está la persona desaparecida... el baño... los pistoleros.

—¿Y? —frunció los labios.

—Y —lo sorprendió su propia carcajada—. De acuerdo, tienes razón, no escuchaba.

—No pasa nada —miley agitó una mano—. No creo que fuera muy coherente. Probablemen­te no lo sea hasta que averigüe quiénes eran esos tipos y qué querían —miró a derecha e izquierda, luego se adelantó para escrutar el dormitorio—. ¿Ya son casi las dos? —comenzó a levantarse, pero él la aferró por la muñeca.

6 comentarios:

  1. muy lindo el capi sis me re gusto espero el proximo... beshitoo sis !!

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  2. aaaaaaaaaaaaaw si son tan lindos estos csm :') ashdkjhsa xd me encanta! siguela! :D sube pronto

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  3. me encanto síguela pronto jejejeje

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  4. fue hermoso !!!!!!
    espero el otro bye besos <3

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  5. wow genial el cap asi se empiezan a conocer ;) sube pronto corazon tkm cuidate bye

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